España ha aprobado la polémica ley rider que obliga a las empresas de delivery a contratar a sus repartidores que dejaran de ser autónomos
El Consejo de Ministros de España aprobó la polémica ley rider. Este instrumento legal obliga a empresas de delivery como Deliveroo, Uber Eats y Glovo a contratar formalmente a sus repartidores. Antes, estas personas, unas 14.000 en total, trabajaban como autónomos y ahora serán asalariados.
La ley “rider” entrará en vigor en tres meses, que es el plazo que tienen las empresas de delivery para contratar a todos sus “riders”. De acuerdo con la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, «la tecnología no puede cuestionar un marco de protección social».
Para llegar a la ley, el Ministerio que dirige Díaz pactó con los sindicatos CCOO y UGT y con organizaciones empresariales como CEOE y Cepyme. Ahora, las empresas de delivery tendrán que compartir cómo funciona el algoritmo de asignación de repartos con los representantes de los “riders”, porque esto incide en las condiciones laborales de cada uno.
Aunque la nueva ley supuestamente los beneficia, no todos los “riders” han quedado satisfechos con ella. Para la organización Riders x Derechos, la norma dejó agujeros legales. Entre ellos aparece que la ley no garantiza que se mantengan los actuales trabajadores y permite la subcontratación.
La nueva ley podría poner en riesgo el desarrollo del sector delivery

España aprueba ley que obliga a empresas de delivery a contratar a sus repartidores
Además, alega que la ley rider solo está pensada para el sector de delivery y no para otros “uberizados” y falsos autónomos. Otra crítica es que la ley no contempla a los migrantes sin papeles que viven de alquilar cuentas de otros riders.
Según otra organización, Repartidores Unidos, la ley “rider” terminará por destruir su actividad. Ellos defienden que se debe mantener el modelo vigente y no consideran que los riders sean falsos autónomos. Para otra parte del sector, este tipo de organizaciones son pagadas por las empresas de delivery, aunque Repartidores Unidos niega cualquier afiliación con esas compañías.
La Asociación de Plataformas de Servicios Bajo Demanda, a la que pertenecen las principales empresas de delivery que trabajan en España, criticó fuertemente el decreto. Esta Asociación dijo que la norma ponía en riesgo a un sector que aportaba 700 millones de euros anuales al PIB de España. Además, aclararon que la ley se aprobó sin consultar a los actores claves del proceso, como las propias empresas, restaurantes y repartidores.
«Mientras España se reivindica como nación startup, esta es la primera ley en Europa que incluye la obligación de revelar sus algoritmos a una empresa tecnológica. Además, esta ley llega mientras la Unión Europea trabaja en la nueva regulación de trabajo en plataformas, añadiendo todavía más incertidumbre al desarrollo de la economía digital en España», aseveró la Asociación.
Glovo, Deliveroo y UberEats ensayan tres nuevos modelos para resignarse a la ‘ley Rider’
Durante los próximos meses la ley Rider promete revolucionar el modelo organizativo de los buques insignia del sector, como Glovo, Deliveroo o UberEats. Estas tienen hasta agosto para decidir cómo van a emplear a sus repartidores a partir de ahora, una vez la normativa impugna explícitamente sus sistemas laborales. Sobre la mesa de estas compañías hay tres opciones, algunas prácticamente descartadas casi de saque. Otras que presentan claras dudas legales y otras sobre las que las compañías ya han comenzado a practicar pilotos de prueba. En juego está parte del negocio de un sector, hasta ahora en crecimiento y que mueve 708 millones de euros anuales.
La subcontratación se presenta como la salida más probable para reorganizar esas flotas de miles de ‘riders’ que hasta ahora operaban como autónomos. Y ello da entrada a un nuevo jugador en un tablero en el que hasta ahora solo estaban las apps, los restaurantes y los repartidores. Una porción más del pastel del ‘delivery’ a repartir y por la que ya se están metiendo los codos varias empresas especializadas. Más de 15.300 repartidores buscan subcontrata a la que agarrarse. Lo que no deja de ser un nicho de negocio para las compañías como Deliveers, Jobandtalent o AraVinc. Y una boca más que alimentar promete traducirse en más gasto para la persona que desde su casa pide que le traigan la comida.
«Si la empresa quiere mantener el servicio que hasta ahora tenía el coste se va a incrementar bastante. Ahora tienen 20 repartidores autónomos por pedido y solo pagan un pedido y ahora tienen que pagar un mínimo por horas. Tendrán que ajustarse y evidentemente el coste les va a aumentar. Puede que el 30%», apunta Peña, de Deelivers.